Biografia

Nací en Santiago de Chile, en  julio de 1965, en un mundo que empezaba a sacudirse.
Ese año, Aleksei Leonov flotó fuera de su nave como el primer caminante espacial; Malcolm X cayó asesinado; la guerra de Vietnam comenzó a devorar a miles; la OLP irrumpió en el tablero político mundial y Muhammad Ali derribó a Sonny Liston con un golpe que aún resuena en la historia del boxeo.
En Chile, mi país, la Reforma Educacional de Juan Gomez Millas intentaba abrir futuro, el MIR nacía al calor de los tiempos y un terremoto sacudía el corazón del territorio. Fue un año en el que la realidad parecía empeñada en transformarse… y quizá por eso me tocó crecer entre preguntas, historias y búsquedas.

Mis primeras memorias comienzan frente al mar: Valparaíso con su viento salado, sus temporales interminables, el rumor constante de las olas golpeando el molo. Recuerdo ir a pescar jaibas con mi padre, sentir el frío del agua en las manos y ver, a veces, manchas de petróleo flotando entre las rocas.
Pero hubo una mancha mayor, una que marcó para siempre mi infancia: la madrugada del 11 de septiembre de 1973, cuando tenía apenas ocho años. Recuerdo la violencia súbita, el miedo en las calles del puerto suspendido como el polvo, y los fusiles que apuntaban amenazantes a mis pasos infantiles cuando iba a comprar el pan.
Años después estudié medicina en la Universidad de Chile, en un país aún herido. Allí aprendí no solo anatomía y fisiología, sino también a defender la libertad, los derechos humanos y la democracia. Estuve preso sin motivo; conocí el abuso de cerca y también la solidaridad de quienes comparten una celda, el dolor que se queda en los huesos y el consuelo que llega cuando menos se espera.
Soy pediatra por vocación, formación y oficio.
Amo lo que hago.
Amo a mi familia —mi compañera y mis hijos—.
Y amo también escribir.
Escribo para construir mundos donde el ser humano pueda reflejarse con sus dolores y sus esperanzas; lugares donde imaginar salidas, donde el respeto, el amor, la convicción y la fuerza permitan edificar espacios más dignos para todos.

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El dolor que no se olvida

El caso Ambar

En 2018, la muerte de Ámbar —una niña víctima de abuso cuya historia estremeció al país— cruzó mi vida de un modo definitivo. Fui el médico que la acompañó en sus últimos minutos y el peso de esa experiencia aún me acompaña. Escribí sobre ella en mis redes, y mis palabras se hicieron virales, me llevaron a entrevistas y a una discusión pública que nunca busqué, pero que sentí necesaria.

A partir de ese día entendí que escribir no solo es imaginar mundos: también es resistir al silencio y nombrar lo que no debería volver a ocurrir.

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Canturrear

No soy un guitarrista pero tomar la guitarra y cantar trova y folklore latinoamericano es algo que me abriga el alma

Fotografiar

Me gusta la fotografia, pero la disfruto más de lo que la estudio, especialmente de viaje y paisajes

Perrear

Con mi señora tenemos crianza de perros. Es una gran alegría poder ofrecer cachorros a familias que los anhelan

Escribir

Si, escribir es una pasión, algo que hago y comparto por placer, es una parte de mi que se extiende para tocar las emociones de otros

Leer

Es la otra cara de escribir, el abrirse al alma de otros, recorrer otros universos, vivir sus aventuras, reflexionar sobre sus circunstancias

Ir al Cine

Me encanta el cine, su ambiente, la luz entre las sombras, la intimidad de ver una buena película con una buena compañía